La etnia Manchú: herederos del último imperio de China
Por: Fabián Pizarro Arcos, periodista y director del proyecto «Efecto China» de Radio Cooperativa
La etnia Manchú (Mǎnzú, 满族) es una de las minorías más relevantes en la historia de China. Con una población cercana a los 10 millones de personas, los manchúes habitan principalmente en el noreste del país, especialmente en la provincia de Liaoning y las regiones vecinas de Jilin y Heilongjiang, aunque también hay comunidades dispersas en Pekín y otras ciudades importantes. Su legado histórico es profundo, pues fueron los fundadores de la dinastía Qing (1644–1911), la última dinastía imperial que gobernó China durante casi tres siglos.
Los manchúes descienden de los antiguos jurchen, pueblos tunguses que habitaban la región de Manchuria. Bajo el liderazgo de Nurhaci a comienzos del siglo XVII, unificaron las tribus del norte y crearon las Ocho Banderas, un sistema militar y social que sería la base del poder manchú. En 1644, tras conquistar Pekín, establecieron la dinastía Qing, que expandió las fronteras chinas hasta su máxima extensión, incorporando territorios como Tíbet, Xinjiang, Mongolia y Taiwán. Durante este periodo, la cultura manchú coexistió con la han, y muchos de sus usos cortesanos —como la vestimenta tradicional qipao o el peinado masculino con trenza— se difundieron por todo el imperio.
La lengua manchú, perteneciente a la familia tungúsica, tuvo gran importancia oficial durante los primeros siglos de la dinastía, aunque hoy se encuentra casi extinta. En la actualidad, la mayoría de los manchúes habla chino mandarín, aunque existen esfuerzos por revitalizar su idioma y tradiciones. Entre sus costumbres más destacadas se encuentran las ceremonias ancestrales, la caza con halcones, la adoración a los dioses del cielo y la naturaleza, y las celebraciones del Festival del Medio Otoño y el Año Nuevo Lunar, con rasgos propios del noreste de China.
La gastronomía manchú es variada y abundante, con platos fuertes y calóricos adecuados al clima frío de la región. Destacan las carnes ahumadas, los guisos de caza y los encurtidos, además del tradicional «manhan quanxi», el fastuoso banquete manchú-han que simboliza la fusión cultural del imperio Qing.
Hoy, los manchúes representan un vínculo vivo entre el pasado imperial y la China moderna, custodios de una herencia que moldeó profundamente la historia, la política y la identidad del país.
Manchú (满族, Mǎnzú)
Población: 10,3 millones.
Localización: Concentrados en el noreste: Liaoning, Jilin y Heilongjiang.
Idioma: Manchú (hoy en peligro) y mandarín.
Religión: Chamanismo manchú, budismo y confucianismo.
Vestimenta tradicional: El qipao o cheongsam deriva de la vestimenta femenina manchú; los hombres usaban el changpao.
Gastronomía: Guisos de caza, carne ahumada, albóndigas rellenas y té con leche.
Costumbres: Rituales de caza, culto a los antepasados, respeto por los animales del bosque.
Historia: Fundaron la dinastía Qing (1644–1911), el último imperio chino.
Relevancia: Su legado político y cultural moldeó la transición de China hacia la modernidad.