Alejandro Micco: Sin libre disposición, el próximo Gobierno deberá desvestir un santo para vestir otro
El economista Alejandro Micco criticó en El Primer Café la decisión del Gobierno de no incluir, en su proyecto de Ley de Presupuestos del Sector Público para el año 2026, una glosa con recursos de libre disposición.
Lo ocurrido «es extraño, y voy a tomar las palabras del senador (Ricardo) Lagos Weber (respecto a esta polémica), pues me pareció muy acertado lo que él planteó: que esto iba a generar rosca», dijo el exsubsecretario de Hacienda.
El también académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile explicó que es distinto dejar 700 millones de dólares de libre disposición a una futura Administración, a no hacerlo y compensarlos con un margen de reasignación de 900 millones, como ha planteado el Ejecutivo actual.
Si bien el cambio de diseño, en principio, «no parece tan malo, la gran diferencia es que el futuro Gobierno, si quiere gastar 700 millones de dólares, va a tener que desvestir un santo para vestir otro, y claramente es muy difícil desvestir un santo en políticas públicas, porque significa no hacer un programa (determinado), no hacer un camino en un lugar específico de una región», ejemplificó.
«La gracia que tenía la glosa (en cuestión) era decir: 'Te voy a dejar una plata que tú vas a poder gastar en el santo que tú quieras vestir, sin tener que desvestir a otro', y dado que estamos en una situación con estrés fiscal, donde uno busca ir bajando el gasto, hubiese sido una mejor señal que el Gobierno (de Boric) dijera, desde ya: 'Yo voy a asumir en parte el costo de desvestir a un santo para darle la libertad al futuro Gobierno de que gaste en lo que la ciudadanía más quiera en función de las votaciones'», argumentó Micco.
El diseño actual implica «decirle (al próximo Presidente): 'Te voy a dejar reasignar, pero vas a tener que desvestir al santo', y me da la impresión de que no es una buena medida (...) Hubiese sido mejor de que este costo político de desvestir al santo hubiese venido ya en la Ley de Presupuesto», insistió la exautoridad.
En resumen, «hubiese sido mejor haber mantenido la glosa republicana, porque, de alguna forma, ya ayudaba a decir a la tramitación, al aparato político, dónde había que hacer el recorte».
Claudio Agostini: «Respetar la democracia»
El economista Claudio Agostini, de la Universidad Adolfo Ibáñez, opinó en El Primer Café que «un principio sano de política fiscal y de manejo del Presupuesto» sería, por parte del Ejecutivo, asumir: «Estoy aprobando un Presupuesto que yo no voy a ejecutar, lo va a ejecutar el próximo Gobierno, y es razonable que el Gobierno que entre tenga un margen de flexibilidad para las prioridades que tiene y con las que fue elegido».
Cuando no es así, «el Gobierno que entra tiene que reasignar -lo que es complicado- o tiene que esperar hasta octubre del año siguiente y un año más para poder ejecutar de acuerdo a sus prioridades».
«A mí me parece sensato decir: 'Acoto el gasto público global, de forma tal que no sigamos con el problema de gastar más de lo que tenemos en ingresos permanentes y endeudándonos', pero acotado eso, dejo un margen para que el Gobierno democráticamente elegido pueda ejecutar el primer año parte de sus prioridades, por las cuales fue elegido. Me parece que esto tiene que ver, de alguna forma, con respetar la democracia», afirmó Agostini.
Jaime Ruiz-Tagle: «No sé si es el mejor momento para eliminar la glosa»
Jaime Ruiz-Tagle, académico de la Universidad de Chile, recordó que la Comisión Asesora para Reformas Estructurales al Gasto Público, compuesta por «más de 10 personas de distintas inclinaciones políticas, hizo una serie de recomendaciones» para ajustes estructurales, y «una de las recomendaciones fue , justamente, disminuir esta glosa de libre disposición».
Sin embargo, pese a se trató de una instancia políticamente «neutra», ahora «parece que no estamos tan contentos con eso».
«A mí, personalmente, nunca me ha gustado la glosa de libre disposición. (Pero) no sé si éste es el mejor momento para eliminarla, (...) porque hemos tenido dificultades con las finanzas públicas» y es más fácil cambiar una estructura en periodo de «vacas gordas», cuando hay «expectativas de crecimiento de ingresos mayores», señaló.
En un escenario así, se podría pensar que «no tener esa glosa de libre disposición no es tan grave».
Ruiz-Tagle insistió en que «ésta fue una recomendación de la Comisión, no es algo que, necesariamente, se le haya ocurrido de manera muy creativa al Gobierno actual».
Considerando eso, «yo le doy el beneficio de la duda al Gobierno en cuanto a tratar de seguir las recomendaciones, pero, por otro lado, también es cierto que no todas las recomendaciones se están implementando, porque son decisiones políticas», apuntó.
LyD: Recomendación bien inspirada, pero que genera problemas políticos
Macarena García, economista senior de Libertad y Desarrollo, apuntó que cuando la Comisión de Gasto propuso esta medida lo hizo para «tratar de generar incentivos» dirigidos a la eficiencia.
«Sabemos que hay gasto público que, una vez que se asigna, puede estar mal asignado, ser ineficiente, y cuesta mucho volver a sacar la plata de ahí una vez que ya se asigna. En el fondo, (esta recomendación) busca generar los incentivos para que las nuevas autoridades, para obtener recursos para implementar su programa, se vean obligados a buscar los gastos ineficientes y los reasignen. Es un incentivo a tratar de mejorar el gasto público», explicó.
«Yo entiendo ese incentivo, pero creo que pesa más todo el problema político que se genera cuando una autoridad del año previo promete ciertas ayudas, ciertos beneficios, ciertos programas, el Congreso lo aprueba y viene la Administración siguiente y lo cambia. Creo que el problema político que ahí se puede generar es mucho mayor y pesa más que el incentivo de obligar a la nueva administración a reasignar», advirtió García en Cooperativa.