Derrocado hace un año, Bachar al Asad vive hoy entre guardias y videojuegos
Hace un año, Bachar al Asad, que gobernó Siria con mano de hierro durante 20 años después de las tres décadas de régimen opresivo de su padre Hafez, no esperó al amanecer para huir de su hogar en Damasco. Su nueva casa estaría, desde el 8 de diciembre de 2024, en el exilio de Moscú, rodeado de un gran hermetismo.
Al Asad debió salir abruptamente hacia Moscú, tras doce días de una ofensiva rebelde que puso fin a un régimen que llevaba más de una década en guerra contra distintos grupos insurgentes. Aunque desde 2019 y hasta fines de noviembre de 2024 el mandatario parecía tener la situación bajo control, la arremetida final de las facciones opositoras aceleró su huida desde Damasco y marcó el derrumbe definitivo de su gobierno.
En Rusia, es vigilado las 24 horas del día, la vida de Al Asad y su familia está protegida. Los medios oficiales rusos no informan sobre cómo pasa los días el depuesto presidente sirio, pero sí reproducen algunas especulaciones de la prensa extranjera sobre ese asunto.
«No podemos compartir ninguna información sobre ese asunto», dijo el pasado 1 de diciembre el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al ser preguntado sobre los detalles de la vida de Asad en Rusia durante el último año.
Lujo en Moscú...y videojuegos
Al Asad y su familia solían pasar temporadas en la capital rusa mientras estaba en el poder en Siria, aupado por unas autoridades que eran sus principales aliados.
De hecho, fue Moscú que le dio el pasaje a través de la base rusa de Jameimim, en la provincia mediterránea siria de Latakia, para que pudieran escapar de una ofensiva liderada por el Organismo de Liberación del Levante y su cabecilla Ahmed al Sharaa, quien ostenta desde entonces el poder en el país árabe.
El periódico alemán Die Zeit reveló que tanto Al Asad, de 60 años, como su familia viven en unos apartamentos en el lujoso complejo Moscow City. Ahí pasa el tiempo «jugando a videojuegos» y visitando el centro comercial ubicado en el mismo territorio.
Y no sólo eso, sino que disfrutaría de una casa de campo en la región de Moscú, fuertemente protegida por una compañía de seguridad privada.
Pero durante este año, los rumores sobre su día a día han aflorado. Hace dos meses el Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró que fue envenenado en Moscú, algo que fue negado por las autoridades rusas.
«Proporcionamos asilo a Bachar Asad y su familia por razones puramente humanitarias. No tiene problemas con su estancia en nuestra capital. No ha sufrido envenenamientos. Si estos rumores surgen, quedan sobre la conciencia de quienes los difunden», dijo el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
Lo que sí parece es que ya su poder e influencia se han reducido a cero. Es más, el presidente ruso, Vladímir Putin, recibió por primera vez a Al Sharaa el pasado octubre, con el que conversó sobre las relaciones bilaterales durante dos horas y media, de acuerdo con fuentes oficiales.
De hecho, algunas informaciones hablan de que Al Sharaa habría pedido a Putin la entrega de Al Asad a Damasco, un extremo que no fue confirmado por ninguna fuente oficial.
¿Y su familia?
Fue en febrero de este año cuando un breve video en vertical de Hafez Bachar al Assad, el hijo mayor del expresidente y quien era visto como su sucesor, salió a la luz en su cuenta de X -suspendida poco después- y su canal de Telegram.
El graduado en Matemáticas por la Universidad Estatal de Moscú contó que su familia no tenía «ningún plan, ni siquiera un plan B, para salir de Damasco, y mucho menos de Siria», a donde había regresado desde Rusia el 1 de diciembre para estar junto a su padre y su hermano Karim.
En la que fue la primera aparición pública de un miembro del clan familiar tras el derrocamiento, el joven Al Asad explicó que, sin embargo, tuvieron que huir desde el aeropuerto internacional de Damasco en un avión militar ruso para llegar a Jameimim, desde donde partieron a Rusia.
La esposa de Bachar, Asma al Asad, ciudadana británica aunque su pasaporte haya expirado, estaba recibiendo tratamiento médico en Moscú. De hecho, la situación de salud de la mujer del expresidente se cree crítica, después de que en mayo de 2024 fuera diagnosticada con leucemia mieloide aguda, tras un cáncer de mama del que se recuperó en 2019.